El 22 de febrero es el Día Europeo de la Igualdad
Salarial y desde UGT
queremos reiterar nuestro compromiso con la eliminación de las discriminaciones
retributivas que seguimos sufriendo las mujeres.
El día 22 de febrero, Día Europeo de la
Igualdad Salarial, UGT quiere poner el foco
en la brecha salarial, puesto que las diferencias de remuneración entre mujeres
y hombres, por la realización del mismo trabajo o por trabajos de igual valor,
son todavía uno de los ejes vertebradores de la desigualdad económica y social. Y
es que las mujeres de cualquier edad, sector en el que trabajen, tipo de
jornada o contrato, tienen que trabajar más para ganar lo mismo que los
hombres.
Desde marzo de 2019 el artículo 28 del Estatuto de los
Trabajadores establece la igualdad de remuneración en lo referente a los
trabajos de igual valor:
Artículo 28.1
El empresario está obligado a pagar por la
prestación de un trabajo de igual valor la misma retribución, satisfecha
directa o indirectamente, y cualquiera que sea la naturaleza de la misma,
salarial o extrasalarial, sin que pueda producirse discriminación alguna por
razón de sexo en ninguno de los elementos o condiciones de aquella.
Un trabajo tendrá igual
valor que otro cuando la naturaleza de las funciones o tareas efectivamente
encomendadas, las condiciones educativas, profesionales o de formación exigidas
para su ejercicio, los factores estrictamente relacionados con su desempeño y
las condiciones laborales en las que dichas actividades se llevan a cabo en
realidad sean equivalentes.
Tomando como referencia los datos de la
Agencia Tributaria, la brecha salarial de género se sitúa en el 19,3
% en 2023, 6 décimas menos que el año
anterior. Las mujeres cobraron de media al año 5.092 euros menos que los
hombres, incrementando la diferencia en términos absolutos en 93 euros respecto
a 2022, a pesar de que el salario medio de las mujeres ha crecido en mayor
proporción que el de sus compañeros en el último año (5,8 vs 5,0 %). El salario
medio anual de las mujeres fue de 21.298 euros mientras que el salario medio
anual de los hombres fue de 26.390 euros.
El ritmo al que se corrige la brecha salarial ni es constante ni es significativo. Si
se mantuviera el ritmo de caída media de los últimos 24 años, de 0,6 puntos
porcentuales, se necesitarían más de 32 años
para que la brecha salarial entre ambos sexos desapareciera en España
En lo que
respecta a nuestro
sector de Información y Comunicaciones, nos encontramos por encima de la media, situándose la brecha
salarial en un 20,6
% en 2023,
0,6 puntos porcentuales menos que el año anterior, lo que manifiesta que no se
han producido grandes avances en cuanto a reducción de las
desigualdades. El porcentaje de mujeres asalariadas en el sector solo
alcanza el 36,9 %.
- No hay tramo de edad en el que las mujeres sean reconocidas en sus trabajos económicamente en la misma medida que los hombres.
- Las mujeres perciben
salarios más bajos que los hombres en todas las comunidades autónomas.

Cuando hablamos de brecha salarial, nos
referimos a la diferencia existente entre el salario
medio de los hombres y el salario medio de las mujeres. Esta
brecha salarial se expresa en un porcentaje que es la cantidad que perciben de
menos una mujer de media respecto de un hombre de media. No estamos hablando,
por tanto, de que a una mujer en un puesto concreto se la pague menos que a un
hombre por ese mismo puesto, sino que existen múltiples
factores relacionados con una discriminación estructural de las mujeres.
La
brecha salarial de género es solo uno de los indicadores, quizá el más
cuantificable, de la discriminación estructural que sufren las mujeres.
En esta discriminación estructural cobra
un gran peso la segmentación de las mujeres en el
mercado de trabajo, por una parte, por la infravaloración
del trabajo de las mujeres que hace que los sectores feminizados sean los peor
retribuidos, y, por otra parte, por la dificultad de acceder a puestos de
responsabilidad, así como a la falta de corresponsabilidad en la asunción
de responsabilidades domésticas y de cuidados, que condiciona el acceso y el
mantenimiento de las mujeres en el mercado laboral. Esta falta de
corresponsabilidad se traduce en mayor parcialidad, en muchas ocasiones
involuntaria, y carreras profesionales con mayor discontinuidad.
Por otra parte, existe también brecha
en el desempleo: las mujeres suponen el 52,7 % del
total de las personas desempleadas en 2023, con una prestación media anual de 3.537
euros, 314 euros por debajo de la prestación de los hombres, lo que arroja una
brecha del 8,2 %.
Toda esta precariedad durante la vida
laboral de las trabajadoras desemboca en una brecha en las pensiones que
alcanza su máximo en las mujeres mayores de 65 años, se ven afectadas por la
mayor brecha salarial de toda su vida laboral, del 36,1 % para el conjunto de
los sectores. Por tanto, la brecha salarial de género
es solo uno de los indicadores, quizá el más cuantificable, de la
discriminación estructural que sufren las mujeres.
Desde UGT reivindicamos
también mecanismos
concretos que deben ponerse en marcha a través de políticas públicas y que son imprescindibles
para acelerar la eliminación de la brecha salarial:
- Exigir el
cumplimiento en todas las empresas españolas de la normativa vigente en materia
de Igualdad Retributiva recogida
en el Estatuto de los Trabajadores y en el Real Decreto 902/2020, de 13 de
octubre, de igualdad retributiva entre mujeres y hombres. Reivindicamos el cumplimiento del artículo
28 del Estatuto de los Trabajadores, sobre trabajos de igual valor, que persigue corregir la
infravaloración del trabajo de las mujeres, así como el traslado de las normas
recogidas de los Reales Decretos de Igualdad Retributiva y de Planes de
Igualdad a todas las empresas españolas.
- Modificar
el porcentaje en el que es necesario justificar la brecha salarial en las
empresas con auditoría retributiva, actualmente fijado en un 25%, a valores que no superen el
5%.
- Reivindicar planes de actuación de la Inspección de Trabajo en
materia de igualdad retributiva entre mujeres y hombres, para
que actúen de oficio en aquellas situaciones donde se infravalora el trabajo de
las mujeres. Para ello son necesarios criterios claros sobre registros
retributivos, valoración de puestos de trabajo y auditorías retributivas.
- Luchar contra la segregación
ocupacional y formativa, apoyando e impulsando la presencia de mujeres en
los ciclos formativos y ocupaciones donde están infrarrepresentadas, como son
las profesiones STEM, con salarios por encima de la media.
- Apostar por una jornada
laboral de 32 horas, porque las jornadas más
cortas ayudan a la corresponsabilidad, además de producir una mejora de la
calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras.
- Exigir al gobierno que analice en profundidad y realice las modificaciones
necesarias en el contrato a tiempo parcial y en su utilización que está
provocando en la actualidad una discriminación salarial hacia las mujeres.
- Dignificar las tareas de
cuidados y avanzar en corresponsabilidad, impulsando el reconocimiento social que se merecen, porque las tareas asociadas a la reproducción y
los cuidados son necesarias para la sostenibilidad de la sociedad.